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LE RATIFICO MI ADHESIÓN Y LA DE LAS FUERZAS ARMADAS

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Septiembre de 1984

 

Carta del general Matamoros al presidente Betancur

 

La amabilidad de sus palabras ha tenido hondas resonancias en mis sentimientos como ciudadano y como soldado de mi patria. Pero esa circunstancia adquiere un particular significado en este momento de mi vida y de la vida de la nación. Sólo que las personas somos accidentales, mientras la patria, extendida como patrimonio común es permanente y habrá de perpetuarse hasta la consumación de los siglos.

 

Fue ciertamente hermoso este nobilísimo oficio de soldado que me ha tocado desempeñar en el servicio de la República durante los últimos 35 años de su historia. Complejo y difícil. Pero apasionante.

 

La institución de las armas nacionales ha estado siempre a prueba, en situaciones de toda índole, pero ha logrado salir airosa y cada vez con más vigor espiritual y con más reciedumbre de la voluntad.

 

La diversidad de fenómenos que nos ha correspondido enfrentar; lo complicado de su causalidad y lo amenazador de sus manifestaciones de todo tipo que nos han constreñido; las incomprensiones y las ingratitudes al lado de juicios sin objetividad con los que gentes ligeras nos señalan, son algunas de esas situaciones difíciles, repetitivas, que por serlo, nos capacitan cada vez más en lo organizacional y en lo técnico pero especialmente en el coraje y en la fortaleza de nuestra convicción moral.

 

Pero además esa institución de las armas al servicio de la República, nació con ella y es consustancial a ella. El Ejército ratificó con su presencia victoriosa en los campos de batalla, el alumbramiento de sus instituciones y a lo largo de su existencia, a veces paradoja, ha sido el bastión de su defensa y de su supervivencia.

 

Los militares de Colombia somos muy claros sobre el significado de ese compromiso. Por eso no tenemos la más leve sombra de duda sobre lo que nos corresponde ser al pie de esas instituciones legitimadas por la voluntad popular. Como hemos repetido muchas veces, con su honrosa e histórica dirección de comandante en jefe, cumpliremos hasta las últimas consecuencias el texto de la Ley constitucional que en su Artículo 2º del Título I dice: 

 

«La soberanía reside esencial y exclusivamente en la nación y de ella emanan los poderes públicos que se ejercerán en los términos que esta Constitución establece».  Y en su Artículo 166 del Título XVI, agrega: «La nación tendrá para su defensa un ejército permanente».

 

Ese es el éxito de la Ley de leyes. Ella precisamente insertó en su Artículo 48, la prohibición expresa de porte de armas así: «Sólo el gobierno puede introducir, fabricar y poseer armas y municiones de guerra». «Nadie podrá, dentro de poblado, llevar armas consigo sin permiso de la autoridad. Este permiso no podrá extenderse a los casos de concurrencia a reuniones políticas, a elecciones o a sesiones de asambleas o corporaciones públicas, ya sea para actuar en ellas o para presenciarlas».

 

El artículo 202 del Código Penal Colombiano, reafirmado por la Ley 35 de 1982 en su artículo 7º (Ley de Amnistía) dispuso: «Fabricación y tráfico de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas. El que sin permiso de autoridad competente importe, fabrique, repare, almacene, conserve, adquiera, suministre a cualquier título o porte armas o municiones de uso privativo de las Fuerzas Militares o de Policía, incurrirá en prisión de dos (2) a cinco (5) años».

 

Señor Presidente: no tenemos ambición distinta de las de ser fieles al juramento que todos hemos brindado al cielo en alguna mañana jubilosa. Estamos orgullosos de nuestro pasado y tenemos plena fe en el porvenir. Creemos en Colombia y en su pueblo y a su lado queremos forjar juntos el destino solidario de la nación.

 

Al agradecer a usted señor Presidente, sus siempre bondadosas palabras, le ratifico mi adhesión personal y la de las Fuerzas Armadas de Colombia que tiene plena confianza en su inmensa capacidad para guiar la suerte de la República con la fuerza de la Constitución y de la Ley.

 

GENERAL MATAMOROS

 

  

Fuente: Villarraga Sarmiento, Álvaro, compilador y editor. (2009) Gobierno del Presidente Belisario Betancur 1982-1986. Tregua y cese al fuego bilateral FARC, EPL, M-19, ADO. Tomo 1 - Serie el Proceso de Paz en Colombia. Bogotá, Colombia: Fundación Cultura Democrática, FUCUDE

 

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