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APOYO A CONTACTOS CON LAS GUERRILLAS Y CONDENA AL «MAS»

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Octubre 14 de 1982

 

Carta del presidente Belisario Betancur al presidente de la Comisión de Paz, Otto Morales Benítez

 

Quiero agradecerle sus rigurosos informes sobre las labores de la Comisión de Paz, cuyas subcomisiones aceleran un trabajo que debe adelantarse con premura, sin que sea necesario esperar a que el proyecto de amnistía sea aprobado, puesto que las recomendaciones de la Comisión en pleno, pueden aplicarse de inmediato, dado que tienden a cambiar situaciones en la vida social, regional, jurídica y económica, que el Estado no puede ignorar ni perpetuar.

 

Es visible que la gente está tomando confianza en las nuevas perspectivas de que llegaremos a la paz tan anhelada y necesitada por el pueblo colombiano. En ese contexto ha apreciado los contactos que se vienen realizando -y los que la Comisión determine- entre personalidades de buena voluntad y grupos de alzados en armas.

 

Se que se trata de una labor difícil, de mucha paciencia, en la cual no pueden esperarse resultados rápidos, aun cuando se percibe que éstos se acelerarán en la medida en que se entienda que el gobierno considera la paz, esencial y prioritaria; que el país necesita trabajar con la garantía de la seguridad de vidas y haciendas, en la ciudad y en el campo; y que este es empeño de todos, compromiso que no podemos abandonar por las dificultades explicables que se presenten.

 

Celebro vivamente que la Comisión esté programando viajes a zonas donde la violencia se ha manifestado: para las recomendaciones que debe formular, el conocimiento de la realidad como ella es, resulta fundamental; y se facilitarán los contactos con los alzados en armas que desean profundizar en el espíritu de paz del gobierno.

 

No sobra advertirles, a usted y a los integrantes de la Comisión, que puedan contar con el apoyo de las distintas entidades públicas.

 

Sé que existe preocupación por conocer la actitud del gobierno en cuanto al MAS, no obstante que ha sido categórico en condenarlo, como lo han sido también las Fuerzas Armadas.

 

Tal desazón es apenas natural, pues esa organización clandestina se hizo presente en forma muy extraña, por demás aterradora tras su ropaje falsamente justiciero: las noticias que aparecieron el año pasado en cuanto a su origen, conducen a la perplejidad, al espíritu más indiferente, pues se reunían condiciones tan peculiarmente irregulares, que el sentido moral y de orden, que acompaña a los seres que obran con responsabilidad en su vida de relación, se sintió conturbado. Era natural: nadie puede invocar su condición de contraventor de la ley, para organizarse. Ya es un contrasentido inaceptable, el advertir que aplicarían su justicia particular -la justicia que dimana de sus caprichos, recelos o sentido de retaliación-, lo cual hizo aún más intolerables su prédicas.

 

En ocasiones es explicable cierta desconfianza o escepticismo en la acción gubernamental, -por que falla, o por que es lenta o porque el clima moral que se vive la hace aparecer ineficaz-; pero esto no autoriza la formación de ninguna organización pública o clandestina para suplantar las funciones del estado. Al contrario, en ese momento todas las potencialidades de la comunidad deben fortalecer al gobierno para que obre con eficacia, con decisión, con prontitud, a fin de que las agrupaciones ilegales no puedan reclamar un imposible derecho ilegítimo a su existencia: el país tiene su organización jurídica y sus Fuerzas Armadas para garantizar que las leyes se cumplan, que la justicia se cumpla, que el derecho se cumpla, de modo que prevalezcan el orden interno y las defensas internacionales de Colombia.

 

Las publicaciones en torno a la irrupción del MAS, sitúan su origen un tiempo antes de las elecciones de mayo. Por tanto, no le caven al gobierno ni siquiera señalamientos de indiferencia por imposible coetaneidad; tampoco le caven por tanto, de complacencias. Al contrario, con todas mis fuerzas estoy convocando al Ministro de Justicia y al Procurador General de la Nación, para que establezcan el estado de las investigaciones a las cuales aparezca vinculado ese grupo; y para que se vigile con extremo rigor la observancia de los procedimientos penales: el gobierno proclama que no habrá lenidad en el cumplimiento de su deber; ni amparo, ni indiferencia a favor de quienes no obren dentro de la ley. Mi emblema es la paz. Mi escudo es la justicia. Mi garantía es la Ley.

 

La dignidad de nuestro cuerpo judicial y la respetabilidad de las Fuerzas Armadas, me obligan a rechazar con energía cualquier confusión que se pretendiera establecer entre tan altas e insospechadas instituciones y sistemas o agrupaciones ilegítimas e irregulares. En tal sentido no es admisible ni la sombra de una duda. El país quiere claridad al respecto. El país necesita esa claridad. Y se la vamos a dar, por encima de toda consideración.

 

Quede ante mi patria y ante mis compatriotas la afirmación rotunda de que nuestra justicia conservará la majestad que la ha investido tradicionalmente; de que las leyes, ahora como desde el nacimiento de la república, guiarán la conducta de los gobernantes y de cada uno de los funcionarios, sin exclusión, y de que no se contemporizará con fuerzas paramilitares, ni con organizaciones que no tengan origen en la constitución y en las leyes, sean quienes fueren sus integrantes y sea cual fuere su procedencia. Porque el gobierno es uno y solamente uno: y yo llevo la bandera. 

 

Gracias, nuevamente, por la labor que adelanta la Comisión de Paz. Le ruego transmitir a su integrantes, mi reconocimiento personal y el del país.

 

A usted, doctor Morales Benítez, debo renovarle mi ancha gratitud por haber renunciado a la obligante invitación que le hiciera el gobierno de Bulgaria para una visita de gran significado cultural; y que haya preferido quedarse trabajando por la paz: es un gesto acorde con su tradición de lucha por el pueblo colombiano, en la cual nos hemos encontrado solidarios, usted y yo, desde los claustros remotos de nuestra misma universidad.

 

BELISARIO BETANCUR

 

 

Fuente: Villarraga Sarmiento, Álvaro, compilador y editor. (2009) Gobierno del Presidente Belisario Betancur 1982-1986. Tregua y cese al fuego bilateral FARC, EPL, M-19, ADO. Tomo 1 - Serie el Proceso de Paz en Colombia. Bogotá, Colombia: Fundación Cultura Democrática, FUCUDE

 

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